En un post publicado en la pasada primavera describía la situación tan difícil y complicada por la que están pasando multitud de inmigrantes con los que estamos interviniendo en los Centros Penitenciarios. El tema es recurrente, ya que no dejamos de recibir población extranjera y aquí en el Levante español, al igual que otras regiones mediterráneas asumimos este fenómeno con una normalidad pasmosa, mezclada a su vez con una extraña sensación de incredulidad.
La entrada te la enlazo aquí, pero si no te apetece leerla antes te hago una escuetísima síntesis: El problema viene por la aplicación exhaustiva de los artículos 53 y 57.2 de la Ley de extranjería, por lo que a casi todos los internos condenados, les está llegando su correspondiente orden de expulsión, independientemente de la mayor o menor gravedad de su delito y por supuesto, de su situación personal y familiar.
Hablaba de un interno de mi módulo con un comportamiento y una educación intachables, con esposa y cinco hijos menores a su cargo. A Mohamed(*), tras haber salido ya de permiso en varias ocasiones, le llega la temida orden de expulsión y se le cortan de raíz todo tipo de beneficios penitenciarios (con mi voto en contra siempre).
28 de Abril de 2015, 10h.: C/ Marruecos de Almería (el nombre de la calle tiene guasa), Oficina de Extranjeros. Nos desplazamos mi coordinadora y yo para encontrarnos con Mohamed, el cual con una sonrisa tímida me da un comedido apretón de manos, "¡Un abrazo hombre! Lo has conseguido, vamos a recoger tu tarjeta de residencia de larga duración, se acabó este calvario..."
Han sido meses de espera hasta que un Juzgado le ha dado la razón y le ha retirado la Orden de Expulsión, a costa de recursos y muchos euros en abogados. El caso es que Mohamed y su familia ya pueden respirar tranquilos. Ahora toca pagar las deudas contraídas, pero no creo que a este Mohamed al que yo creo conocer bastante bien, se le vayan a caer los anillos por trabajar en el campo de sol a sol o en lo que tercie...
Esta reflexión viene al hilo, ya que en pasados días recibía la petición de una Sección de la Audiencia Provincial solicitando un Informe Social de un interno extranjero a nuestro Departamento, de cara a poder valorar la situación familiar, su vinculación con esta y con el resto de la comunidad, sus posibilidades laborales,... Esto nos eleva la carga de trabajo sin duda, pero por otro lado me alegra que se nos pida información al respecto. No se trata de convertirnos en salvadores, si no de ser objetivos y medianamente justos.
Puestos a darle vueltas pienso en voz alta: ¿no sería positivo o más operativo la existencia en un equipo Multidisciplinar en las Oficinas de Extranjeros que pudiesen valorar casos extremos o singulares como el descrito anteriormente, sin necesidad de tener que dirimir este tipo de asuntos, en los ya de por sí saturados, espacios judiciales? En fín: política/dinero, dinero/política...
De momento hoy me quedo con la satisfacción de ver renovadas la tarjetas, y con ellas, las esperanzas de unos padres y de sus hijos, los cuales también han renovado en el mismo acto las suyas propias... Si en la primera parte de esta historia me quedé con el cuerpo cortado por completo, hoy puedo decir que por momentos como estos, vale la pena trabajar con las personas y con sus historias personales... Este tipo de trabajo es así: arriba y abajo constantemente. Este desenlace ha terminado felizmente, pero os aseguro que no todos son así ni mucho menos...
Termino, al igual que terminaba en la primera parte de esta historia, manteniendo pese a todo, mi personal visión del art. 25.2 de la Constitución Española, y piedra angular de cualquier centro penitenciario: "las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la consecución de estadísticas favorables a la institución o administración de turno y no podrán consistir en trabajos forzados".
Esperanza, trabajo y dignidad para todos! y salud que no falte... Saludos
Hope, work and dignity for all! and health definitely... Regards
اسبيرانزا، والعمل والكرامة والصحة للجميع! بالنسبة
(*) Nombre ficticio, debo ser consecuente con el Capítulo IV de nuestro Código Deontológico y con la Ley de Protección de datos.
Enhorabuena Jose Manuel,la esperanza es lo ultimo que se pierde,mientras haya huecos por donde colarnos hay que aprovecharlos. Un gran saludo, me has alegrado la semana.Buena semana .
ResponderEliminarPara mí también fue una gran satisfacción el poder haber intervenido directamente en este caso. Me quedo con estos momentos, porque los difíciles vienen solos y muy a menudo... Saludos
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