Infoxicación o “infobesidad” es el estado en el que se tiene más información para procesar de la que humanamente es posible. Lo más increíble es que este neologismo fué acuñado por Alfons Cornellá antes de la existencia de google, así que a fecha de hoy, estaríamos “hiperinfoxicados”.
Este estado de bombardeo informativo puede llegar a producir un efecto contrario al deseable, esto es, estar peor informados y/o confundidos e, inclusive generar auténticos estados de ansiedad. Quién no ha realizado la famosa “técnica del rumor” en algún curso o prácticas.
Otro posible efecto sería el “letargo social”, propio de la situación que vivimos actualmente. Entiendo que una sociedad ignorante es más fácilmente manipulable. Una democracia sin conocimiento vendría a ser una especie de falsa escenificación de la capacidad que tenemos los ciudadanos para valorar y así elegir las opciones que proponen quienes se autodefinen como exponentes del sentir social.
Distinta o complementaria (según) sería la Educación, clave para conseguir la plena y deseable integración social. Esta sí es para mí la meta primordial en una sociedad de primer orden, que aspire a niveles óptimos tanto de justicia, de economía, de política o de derechos sociales justos.
Ahora, traslademos el tema de la intoxicación informativa al ámbito penitenciario. Os comento que dentro de una prisión no existe acceso al teléfono móvil, a Internet, a las redes sociales, etc... Dentro la información del exterior vendría dada por la prensa, la televisión, la familia, por los profesionales del medio o por el boca a boca entre ellos.
La infoxicación penitenciaria proviene sobre todo de la gran cantidad de información tanto procesal, penal y/o tratamental que tienen que gestionar, controlar y ordenar mentalmente los propios internos, los cuales entre ellos crean una serie de afirmaciones falsas o bulos más propios de la “técnica del rumor” que anteriormente cité. Son tantas versiones distintas acerca de los mismos asuntos y tanto el tiempo libre para no parar de darle vueltas a lo mismo, que se crean afirmaciones auténticamente increíbles y/o surrealistas. Si alguna vez has trabajado en este medio te sonará por ejemplo esto: “si me caso me quitan seis meses de condena ¿no?”..…
La labor informativa es primordial dentro de un módulo penitenciario para aclarar todo este tipo de dudas o preguntas, las cuales generan un estrés añadido tanto al usuario como a su familia. Y es que para un Trabajador Social aquí, es un tanto por ciento elevadísimo de nuestro tiempo el que empleamos en informar tanto al interno, a su familia como a otras administraciones. Es exponencialmente mayor que el que empleamos en intervenir propiamente.
Es esta información aclaratoria realmente la demanda o prestación más solicitada por parte de nuestros usuarios y usuarias. Y un buen Educador o Educadora también es clave, pero eso ya es harina de otro costal.....
Y sin ánimo de infoxicaros bajo ningún concepto, os quiero presentar el blog de mi compañera Elena. El título en sí es muy sugerente: Preventiva reincidente. Te presentará seguramente, y conociéndola como la conozco, una información crítica pero argumentada desde la más seria teoría. Una Trabajadora Social que ha escrito algunos post para este espacio y me ha ayudado en otros. Somos como la noche y el día, pero tenemos algo en común: nos gusta nuestro trabajo, y mejor o peor, lo hacemos.
Mucha suerte compañera.
Qué tema más interesante has elegido... La verdad es que la información falsa hace mucho daño, especialmente cuando es la única a la que puedes acceder. Felicidades por la entrada.
ResponderEliminarFelicidades a ti también por tu valentía! Buenísima tu entrada y buenísimas las reacciones generadas.... Jajaajaj 😉
ResponderEliminarLa cultura carcelaria es una subcultura empapada de tópicos y axiomas, que en realidad son falsos, pero los intuyen (los internos) como verdaderos, alimentada por el boca a boca y el acceso limitado al exterior. Cuanto menos contacto con el exterior más se incrementa esta subcultura. El trabajo de los profesionales de la Prisión debe fundamentarse en la información, educación y en la socialización. Coincido contigo en que este elemento educativo e informativo es básico para lograr un buen fin al tratamiento penitenciario. Y para conseguir esta reinserción debemos implicarnos todos e incrementar la colaboración entre profesionales (incluida vigilancia). Mi opinión personal es generalizar el modelo de Junta de Tratamiento de la UTE, donde en el equipo multidisciplinar tenemos a los compañeros de vigilancia. Es cierto que hay un Jefe de Servicios en la Junta de Tratamiento, pero no es lo mismo, no es el funcionario del módulo del interno, que se esté estudiando la cuestión.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, creo que (es mi opinión personal) la Secretaría General actual no cree en la reinserción en el fondo y todo lo hace por apariencia y guardar las formalidades de lo políticamente correcto, pues de otra manera no me explico por qué en los módulos de respeto y UTEs continúan suspendidas las visitas familiares dentro del propio módulo. Las familias al observar cómo era su vida día a día, conocer a su compañero de celda, etc. se implicaban aún más en la reeducación de su familiar interno. Al llevar casi dos años suspendidas hemos dado un paso atrás. Las salidas de permiso terapéutico es otro ejemplo de retroceso. Éstas deben entenderse como un elemento previo al permiso ordinario. Pues bien, la Secretaría General ha recortado estas salidas hasta niveles inasumibles, coincidentes con los internos que ya están saliendo de permiso ordinario.
Absoluta y contundentemente al 100% deacuerdo contigo!! Lo has clavao... Gracias por tu comentario. Un saludo
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