Estamos a puntito de acabar este año, en el que hemos disfrutado de mucho calor y mucha luz, pero también de muchas sombras. Hemos sido testigos de lo mejor y de lo peor de lo que somos capaces de ser los humanos. Hace justamente unos 365 días que os deseaba un año "en verde" y para el próximo que vamos a comenzar he decidido felicitaros el nuevo con "más verde"todavía, color de esperanza y que no se identifica con ninguna ideología política dominante.
Al igual que el anterior, en este post voy a resumiros someramente las tres entradas más leídas o más visitadas en este 2015, y que insisto, a mi parecer quizás, no sean las que más me han gustado personalmente o a las que más empeño puse.
Me ha parecido llamativo que los dos primeros post están directa o indirectamente ligados a la sexualidad. El sexo es indispensable en nuestras vidas y cómo tal, y con naturalidad, hay que vivirlo y disfrutar de él. Pero no me diréis que no es chocante, que lo más ojeado en un blog de trabajo social penitenciario sea referido al tema en cuestión. Vamos a echarles una ojeada rápida, quizás alguna de éstas no las hayas leído, aún estás a tiempo:
3) Entrevista a un terrorista.
Mientras en España ya creíamos dar por zanjado el grave problema de terrorismo que habíamos vivido durante décadas, nos quedamos perplejos con los atentados estilo Hollywood del 11S, 11M, Charlie Hebdo, Resorts de Túnez o en la Sala Bataclan, sumados a otros de Clase B, con tantos o más afectados, producidos en países, que bien podríamos también denominar de clase B.
En esta ocasión quise trasmitiros la experiencia de trabajar con usuarios condenados por terrorismo y mi personal visión acerca de este tipo de delincuentes.
En clave humorística primero, para posteriormente ir dándole la seriedad que el tema a mi juicio se merece, escribo de los problemas que tienen estas personas cuando ingresan en un centro penitenciario. Personas que ya viven encarceladas de por sí en un cuerpo que no les corresponde y con el que no se identifican, que por razones X tienen que compartir su vida y un espacio muy acotado con personas, con las cuales solamente tendrán en común, el compartir los mismos órganos sexuales, sean del género que sean.
Sin duda alguna, y por absoluta goleada, la entrada más visitada de este pasado año. Escrita a cuatro manos entre la sexóloga que comparte su vida con un trabajador social de prisiones, intentamos ambos meternos en la parte más íntima que tiene cualquier persona, y como puede afectar en la sexualidad humana el verse encerrado en el micromundo penitenciario, con mínimas posibilidades de vivir esta importante parte de nuestra faceta de una manera sana y natural.
Y no me queda más que desearos de corazón un 2016 verde, verdísimo en todos los aspectos: que brote la paz y la normal convivencia en el mundo y, que de una vez por todas, los marchitados derechos sociales asfixiados por la falta de abono, comiencen a florecer...
Viva la vida...
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