Buenas noches a todas y a todos ustedes.
El mismo día que mi compañera Carolina, trabajadora social y bloggera en las Cuatro Piedras Angulares, me sorprendiera desde Zaragoza vía twiter, de que había quedado finalista en el apartado solidario de los Premios 20 blogs del periódico 20 minutos, aparecía por televisión un demacradísimo exalcalde marbellí saliendo por las puertas de prisión para irse de permiso unos días. Me impresionó ver su pésimo estado de salud y las palabras que dirigió balbuceando a las cámaras: "en la cárcel hay que estar".
El mensaje me llegó, eso que yo estoy allí dentro trabajando día tras día, pero como bien hoy me ha dicho un interno del módulo 4: "Don José*, usted echa sus horas y se va a su casa, con su familia". Hay que hacer un ejercicio tremendo de empatía para hacernos una idea de lo que puede ser pasar un día tras otro sin poder disfrutar de lo más preciado que tenemos, nuestra familia y nuestra libertad.

La escritura de esta bitácora ha significado para mí, aparte de una terapia personal donde expreso críticas y sentimientos encontrados, una forma de dar a conocer parte de este complejo submundo, apartado y olvidado del resto de la sociedad extramuros. Me ha dado la posibilidad de interaccionar con gente de todo el planeta, un planeta virtual sin países ni fronteras, sin pateras ni refugiados, además de cientos y cientos de profesionales dedicados a la consecución de un sistema social más justo y equitativo, en fín, lo que en la teoría sería un Estado de Bienestar en toda regla.
Para eso nos hemos preparado los y las trabajadoras sociales, desde una profesión donde holísticamente intervenimos con nuestros usuarios y usuarias, sus familias, su entorno más cercano y más lejano, la sociedad en general, con todo tipo de programas, persiguiendo la igualdad ante los derechos humanos más básicos y una efectiva Justicia Social.
Dejar clarísimo ante ustedes que nos duele ya la boca de corregir que "no somos asistentas", sino que somos técnicos comprometidos y convencidos del gran potencial de las personas. Les ayudamos a que sean capaces de ser artífices y protagonistas de su propio cambio.
El mismo día que mi compañera Carolina, trabajadora social y bloggera en las Cuatro Piedras Angulares, me sorprendiera desde Zaragoza vía twiter, de que había quedado finalista en el apartado solidario de los Premios 20 blogs del periódico 20 minutos, aparecía por televisión un demacradísimo exalcalde marbellí saliendo por las puertas de prisión para irse de permiso unos días. Me impresionó ver su pésimo estado de salud y las palabras que dirigió balbuceando a las cámaras: "en la cárcel hay que estar".
El mensaje me llegó, eso que yo estoy allí dentro trabajando día tras día, pero como bien hoy me ha dicho un interno del módulo 4: "Don José*, usted echa sus horas y se va a su casa, con su familia". Hay que hacer un ejercicio tremendo de empatía para hacernos una idea de lo que puede ser pasar un día tras otro sin poder disfrutar de lo más preciado que tenemos, nuestra familia y nuestra libertad.
La escritura de esta bitácora ha significado para mí, aparte de una terapia personal donde expreso críticas y sentimientos encontrados, una forma de dar a conocer parte de este complejo submundo, apartado y olvidado del resto de la sociedad extramuros. Me ha dado la posibilidad de interaccionar con gente de todo el planeta, un planeta virtual sin países ni fronteras, sin pateras ni refugiados, además de cientos y cientos de profesionales dedicados a la consecución de un sistema social más justo y equitativo, en fín, lo que en la teoría sería un Estado de Bienestar en toda regla.
Para eso nos hemos preparado los y las trabajadoras sociales, desde una profesión donde holísticamente intervenimos con nuestros usuarios y usuarias, sus familias, su entorno más cercano y más lejano, la sociedad en general, con todo tipo de programas, persiguiendo la igualdad ante los derechos humanos más básicos y una efectiva Justicia Social.
Dejar clarísimo ante ustedes que nos duele ya la boca de corregir que "no somos asistentas", sino que somos técnicos comprometidos y convencidos del gran potencial de las personas. Les ayudamos a que sean capaces de ser artífices y protagonistas de su propio cambio.
Me consta que en las diferentes administraciones o empresas en las que prestamos nuestros servicios como trabajadores "de trincheras" solemos ser moscas cojoneras, sobre todo cuando nos topamos con algunos cargos políticos. No busquemos la palmadita en el hombro del jefe, quedémonos con el agradecimiento sincero de ese interno o con el de su madre, los cuales la mayoría de veces lo único que reclaman es ser escuchados e informados de cuestiones que nos sorprenden por su banalidad, y sin embargo, a estos les supone un mundo. Qué estresante es el desconocimiento, ¿no lo creen ustedes?
No somos ni mucho menos, los salvadores de la humanidad, pero no duden ni por un momento de que podríamos estar integrados en el Equipo Multidisciplinar que sería capaz de lograr tan utópica proeza.

El encontrarme aquí va dedicado primero a mi familia, tanto la de origen por su cariño y su forma de educarme, así como la creada, que ha sido la elegida por mí, y al fruto obtenido entre ambos, mis dos hijos. Otra libre elección y otra familia, mis amigos.
A todas/os las/os trabajadoras/es sociales de todos y cada uno de los Servicios Sociales existentes (a los que ejercen, a los que lo estudian, a los que desean ejercerlo con toda su alma y a los que, sin serlo, lo son de corazón), por nuestro compromiso con los derechos humanos. A la Plataforma de Defensa del Trabajo Social, por eso mismo, por la defensa de la profesión desde las trincheras, tanto virtuales como a pié de calle. A la resucitada Asociación de Trabajadores Sociales de Instituciones Penitenciarias, porque juntos estamos mejor que revueltos.
A todas las personas que trabajan en la prisión de Almería, algo así como una gran familia de unos 400 miembros, a todos y a todas, del primero hasta el último. A mis usuarios del módulo 4, los que ya están en semilibertad o en libertad condicional, y a los familiares de unos y otros.
A cada una de las personas que leen mis reflexiones, las comentan, las critican o las aplauden, da igual, tan lícito es lo uno como lo otro.
Por último, aclarar que no conozco a nadie del Jurado, no hay cohecho, ni trato de favor alguno, ya que visto como está el panorama, quiero dejarlo bien claro.
(*) En estas casas, el Don y la Doña va aparejado por norma general a todos los que trabajamos aquí, por más que insista en decirles que no merezco tan ilustre tratamiento. Es algo parecido a la eterna lucha asistenta/trabajadora social.
1.- por su mensaje
2.- porque huele a verano...
Hola José Manuel,
ResponderEliminarme ha gustado mucho. Ojalá puedas leer este discurso.
Y muchas gracias por la mención. A mí me lo dijeron los chicos de la web Pedir Ayudas.
Suerte :)
Al final todo es una gran cadena. Es lo bueno de las redes hoy en día, también el haber conocido gente estupenda y grandes profesionales. El porcentaje es mínimo, aún así yo ya me siento ganador... Gracias compañera...;)
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